¿Puede una persona tomar la mejor decisión de su vida cuándo más hundido y peor se encuentra?
Mi nombre es José Antonio, y la respuesta, es un si rotundo, ¿sabéis porqué? Porque ningún ser humano desea la muerte y en mi caso yo la desee para poder dejar de consumir drogas, así que tome la decisión de acudir a Pepe el Marismeño (director de Instituto Galeno).
En la primera entrevista Pepe me pasó la mano por encima del hombre y sus palabras me hicieron sentir identificado con él y con lo que me estaba pasando, ya que los dos somos adictos con la diferencia de que el ya estaba recuperado, conocía como funcionaba su enfermedad y sabía gestionarla para no consumir nunca más y yo comenzaba un periodo de desintoxicación para posteriormente seguir sus pasos y adentrarme en la recuperación de mi adicción.
La recuperación no es más que integrarte en un grupo de personas semejantes, almas donde se reflejan la unas en las otras y puedes ver como se manifiesta el deseo de consumir en el adicto en otros pacientes, para así saber identificarlo en tu pensamientos circulares y obsesivos que durante mucho tiempo te acompañan en tu ser pero que con ayuda de las terapias y los compañeros se consigue desviar hacia pensamientos positivos y planos que ayudarán a aliviar el malestar que durante mucho tiempo acompañará a una persona que tiene deseos de consumir pero que no puede. Una enfermedad mental debe de dejarse llevar la mente, lo cual implica no tomar decisiones y dejar que tu tratamiento paute y guie tus conductas y comportamientos.
Aprendes a ser feliz simplemente compartiendo un paquete de pipas con un chaval que acaba de llegar al centro, ayudándolo y guiándolo por donde tú has pisado, para recordar de donde vienes y mostrar al recién llegado hacia dónde va. Las pequeñas cosas y la causa desinteresada es donde se encuentra la verdadera felicidad y aquí es donde esto se inculca y se aprende.
Gracias a Instituto Galeno hoy en día he superado la mayor parte del tratamiento con esfuerzo, la ayuda del equipo terapéutico, al apoyo de mis familiares y de mis compañeros. Durante el transcurso he sufrido una recaída, me he repuesto, me he caído y me he levantado y he aprendido más de mí adicción para en un futuro poder evitarla. He recuperado mis emociones mis sentimientos y mis ganas de vivir como una persona normal, eso sí con ciertas limitaciones pero con ninguna carencia.
La vida es muy bonita sin ser esclavo de una sustancia, la realidad es abrumadora pero el tiempo perdido lo es más. No dejes que ese tiempo perdido siga haciendo mella en tu conciencia, no dejes pasar la vida pase ante ti en un abrir y cerrar de ojos, deja que tu pecho dormido lata aún mas fuerte y los demonios se pierdan de la memoria.